Patrimonio Cultural: Más allá de una Gestión Tecnocrática
Hacia una Gestión Cultural desde la Gente”

Diónys Cecilia Rivas Armas

Docente investigadora
Correo-e: dionysrivasarmas@gmail.com
Resumen. El presente trabajo se desarrolló partiendo de la comprensión de los aportes creativos de la sociedad y del sentido de apropiación social para la construcción del patrimonio cultural, los cuales deben ser perceptibles y sensibles dentro del proceso de gestión cultural. Por tanto, es interesante reflexionar sobre las siguientes preguntas: ¿quién crea?, ¿quién valora? y ¿quién protege?. Para fortalecer esta discusión se tomarán como referencia los aportes teóricos de Iraida Vargas-Arenas, Mario Sanoja Obediente sobre el desarrollo cultural sostenible y la tesis política de Enrique Dussel sobre “el poder político de la comunidad como potentia”, para edificar una gestión cultural desde la gente. Dicha discusión teórica se soportará con la experiencia de gestión cultural participativa desarrollada con el Proyecto Maras en Perú y la iniciativa emprendida en el Estado Falcón en el año 20112, donde se desarrolló un plan de gestión y compromiso en la comunidad Santa Ana de Coro (Patrimonio Cultural de la Humanidad).                                                                                                                                                                                  
1. Iniciando el proceso de reflexión
     El patrimonio cultural es un espacio de diálogo para la reconstrucción de la memoria social y para tejer el imaginario colectivo que de acuerdo al espacio y tiempo crea significados, percepciones, afectividades y subjetividades que se materializan en huellas materiales e inmateriales para relatar el pasado en el presente. Por tanto, el patrimonio se constituye desde dos condiciones: representa un legado, una herencia y además significa pertenencia, donde un grupo social establece conexión y apropiación de esa herencia histórica y herencia cultural para convertirla en patrimonio cultural. Como señala Vargas-Arenas y Sanoja (2013): “el patrimonio cultural es el conjunto de bienes culturales singulares, resultado de un proceso histórico concreto, que es compartido por todos los herederos de ese legado” (p.111). Sin duda, todas las formas culturales han emanado de la propia existencia de la gente, constituyen su creación, transformación y reinvención como resultado de un proceso histórico y de identificación con esa herencia que progresivamente crea pertenencia y propiedad sobre esas construcciones culturales. Tomando en consideración que la sociedad recibe como herencia los contenidos sociales y culturales que le preceden y ese legado se mantiene en constante proceso de transformación.
2. Aproximación conceptual: Gestión Cultural

     Para resguardar los bienes materiales e inmateriales que conforman la herencia cultural de un pueblo es determinante promover acciones para la preservación, conservación, salvaguarda y uso adecuado de los bienes culturales que forman parte de la herencia histórica de los pueblos. Por tanto, la gestión cultural se constituye en un dispositivo de acción para emprender políticas y planificaciones para la conservación del legado histórico y patrimonial de las comunidades. Sin duda, esta acción cultural debe estar en sincronía con los procesos creativos de la gente, como lo señala la investigadora Lorena Monsalve (2011): 

La gestión del patrimonio cultural se vierte en un proceso participativo construido en la cotidianidad y de forma conjunta y abierta, a través de la interacción de diferentes actores que cooperan entre sí para disfrutar de ese patrimonio y asegurar al mismo tiempo su transmisión a las generaciones futuras y su viabilidad en el tiempo (p. 39).

     La gestión cultural, implica un mensaje integrador que revela los esfuerzos colectivos de valor para mantener y reproducir la vida social a través del patrimonio cultural, ya que esta puesta en escena del patrimonio parte de la apropiación significativa y sensible de la gente para reconocer el legado y la herencia que conduce al fortalecimiento de su identidad. De acuerdo a las contribuciones de Vargas-Arenas y Sanoja (2013): 

la cultura es un proceso autogestado, producto de la creatividad de un pueblo en los diferentes campos del conocimiento y la actividad creadora, que se da como respuesta social a los retos existenciales que plantea la reproducción de la vida, de la existencia individual y colectiva (p. 155). 

     Sin embargo, los postulados tradicionales de la gestión del patrimonio cultural se enmarcan en la programación de acciones y modelos que dan valorización en términos de eficiencia económica, dirigida a su proyección en el mercado y la implementación de instituciones y normativas que se encarguen de su gestión y preservación, “o la promoción de organizaciones que ofrezcan una solución tecnicista y burocrática a un problema que toca los fundamentos mismos de la integración nacional” (Vargas-Arenas y Sanoja, 2013, p. 156). Aún cuando, la acción gubernamental es determinante para emprender políticas y planificaciones para la conservación del legado del patrimonio cultural, la acción social es fundamental para la recreación, animación y estimulación de las formas culturales propias de la comunidad. Por tanto, es legítima una propuesta de gestión cultural desde la gente, lo que supone un cambio en los planteamientos de la gestión cultural y de “la consideración del patrimonio como recurso económico de naturaleza productiva” (MARTÍNEZ, 2007, p. 4) que fomenta la comercialización de la cultura e invisibiliza la memoria histórica de los pueblos. 
3. Una Gestión Cultural desde la Gente
     La cultura es una acción material, intelectual, social y espiritual que los seres humanos crean y recrean de manera continúa bajo una dinámica transformadora de la realidad, siendo esta acción cultural un proceso vivo y dinámico, porque es una acción esencialmente histórica. “Así, la cultura no sólo es la manifestación fenoménica del proceso de creación social sino también implica el proceso de transmisión de esas creaciones” (VARGAS-ARENAS y SANOJA, 2013, p. 101). Por tanto, la cultura se va tejiendo desde la acción social y los mecanismos de transmisión histórica y se convierte en legado genuino y huella verdadera que escribe la historia de la gente.
     Partiendo de estas consideraciones, una gestión cultural supone el rescate de las conciencias históricas de los pueblos, donde el reconocimiento de las identidades sea un proceso propio y la memoria preserve las construcciones culturales autónomas. Y los bienes culturales que transmiten la herencia histórica persistan por el significado social que cada nueva generación le imprime al proceso de creación de la herencia cultural.
     En este sentido, a continuación enunciaré los supuestos principales propuestos por Vargas-Arenas y Sanoja (2013) para que una gestión cultural cuente con mecanismos sociales auténticos y de acción comunitaria para la sedimentación de las políticas culturales:
1.-La gestión cultural debe disponer de políticas y dispositivos sectoriales para la concreción de las prácticas culturales Por una parte, medios colectivos de educación y concienciación que ilustran al colectivo sobre los procesos de identificación nacionales y regionales, dentro de la coyuntura de la sociedad y la cultura global.
2.-Construir mecanismos de cooperación interinstitucional y financiamiento de programas para el diseño y ejecución de políticas que partan de la acción cultural de las comunidades.
4. El poder político de la comunidad como “potentia” en la Gestión Cultural 
     Para fortalecer el análisis presentado, es interesante traer a la discusión la tesis del filósofo, académico y teólogo Enrique Dussel (2006), sobre la potencia política de la comunidad (tesis 2), ya que “la política es una actividad que organiza y promueve la producción, reproducción y aumento de la vida de sus miembros” (p. 24). Por tanto, en el proceso de gestión del patrimonio cultural la comunidad se convierte en un actor político legitimado para generar transformaciones institucionales y colectivas para la satisfacción de sus reivindicaciones sociales y culturales. Como bien lo señala Dussel;

El poder lo tiene siempre y solamente la comunidad política, el pueblo. Lo tiene siempre aunque sea debilitado, acosado, intimidado, de manera que no pueda expresarse. Denominaremos entonces potentia al poder que tiene la comunidad como una facultad o capacidad que le es inherente a un pueblo en tanto última instancia de la soberanía, de la autoridad, de la gobernabilidad, de lo político (p. 26-27). 

     Las comunidades cuentan con un poder originario delegado por investir la herencia histórica y herencia creadora de sus prácticas culturales; que desde la esencia positiva de la “voluntad-de-vivir” empuja la permanencia de la vida humana y de sus construcciones materiales e inmateriales, es la fuerza que construye la “voluntad general” para la reproducción propia y para el bien común, lo cual crea la potencia y resistencia para las exigencias propias y comunes, “por convicción razonada, el poder de la comunidad, el poder del pueblo, se transforma en una muralla que protege, y en un motor que produce e innova” (p. 25). La herencia originaria devela las “zonas de silencio”, en un proceso inacabado de interpretación y creación cultural gestado y parido por los pueblos en conexión con sus tierras, sus mares, sus montañas, sus serranías, sus ríos. El poder de las comunidades es la hilvanación de su “esencia viva”.
5. Experiencias de Gestión Cultural desde la Gente 
El Proyecto Maras “Patrimonio Ciudadanía y Desarrollo”, constituye una experiencia de gestión participativa en la Ciudad del Cuzco, para la valoración y recuperación del patrimonio y la cultura local. Dicho proyecto desarrollo cuatro líneas de acción que fueron definidas con la participación de la comunidad y los socios locales en función de las dinámicas y prioridades culturales propias: educación y patrimonio local; conservación preventiva del patrimonio; capacitación y generación de riquezas; y sostenibilidad y participación ciudadana. Esta localidad cuenta con testimonios de un importante legado cultural (minas de sal, sitios arqueológicos, monumentos históricos artísticos y patrimonios inmateriales) que paulatinamente ha ido desapareciendo. Este proyecto se desarrolló con la activa participación de la población quienes se apropiaron del proyecto e identificaron con el patrimonio con interesantes resultados en el componente educativo y conservación preventiva del patrimonio: Instalación de programa Radial “La memoria de mi pueblo” (en español y quechua), concursos de dibujo y pintura de las viviendas y recursos naturales del poblado con la participación de 900 niños y niñas, conformación de vigías del patrimonio (dirigido por niños, niñas y jóvenes), instalación de 7 talleres de vocación artesanal. Es importante destacar, que el 80 % de la población participó en las actividades de recuperación de la imagen del poblado con la idea de preservar su patrimonio cultural y desarrollar un turismo sostenible.
     Para finalizar, destacaré la experiencia que se desarrolló en el año 2011 en Santa Ana de Coro en el Estado Falcón (Declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1993), donde la comunidad se incorporó al diseño de un compromiso de gestión para aportar al informe que presentaría Venezuela en la Reunión del Comité del Patrimonio de la Humanidad, en relación al decreto de emergencia patrimonial e inclusión en la lista de patrimonios en peligro de desaparecer por parte de la UNESCO a la ciudad de Coro. En este sentido, la comunidad a través de asambleas y mesas de trabajo construyeron el compromiso de gestión que fue suscrito por la gobernación del estado, la alcaldía y los consejos comunales, bajo la orientación técnica y metodológica del Instituto de Patrimonio Cultural (IPC). Este plan se realizó en función a dos actividades:
1- Correctiva (restauración): Recuperación de 36 casas con los artesanos del barro.
2- Sostenible (prevención): Creación de almacenes de insumos para la arquitectura del barro (adobes, tejas), que permitan la recuperación y mantenimiento permanente de las casas desde una administración comunitaria.
Este compromiso de gestión fue presentado en la Reunión de la UNESCO en el año 2011 y resultó positivo el informe. Posteriormente en la visita de monitoreo, la comunidad se incorporó en los recorridos y mostró sus avances. Dentro de los que se destacan, la recuperación de 43 casas con los artesanos del barro y el proyecto de creación de empresas comunitarias para su mantenimiento y restauración del patrimonio cultural desde la acción social “para y con la gente”.
6. Cerrando el proceso de reflexión…
     ¿Quién valora? Es quién protege, es quien históricamente se ha apropiado de sus creaciones y reinvenciones culturales a través de la acción social. Si la gente no valora, el patrimonio se convierte en un hecho artificial, invisible y forzado. La herencia histórica y cultural determina “los procesos vividos” y el reconocimiento real y objetivo del patrimonio cultural parte de los hacedores y herederos: “la gente”.
     Una gestión desde la gente implica el reconocimiento de la cultura de la vida cotidiana como cimiento para fortalecer la identidad histórica, reconocer la diversidad e integración de los pueblos. El patrimonio es la identidad cultural y el deseo de situarse, de enraizarse y asirse en una sociedad. Por tanto, el patrimonio cultural debe gestarse desde la gente, que lo siente, lo vive, lo crea y lo transmite para darle permanencia y continuidad en el tiempo y la historia.  
     La investigación cultural constituye una estrategia que apunta a la creación de un espacio que atienda la significación histórica y la comprensión de los aportes creativos de las comunidades hacia la construcción de una verdadera memoria histórica. 
     El patrimonio cultural es el legado sensible y poético de las comunidades para transmitir la ternura de la vida y el poder de la “voluntad-de-vivir” de los pueblos. Desde esta esencia debe partir la gestión cultural del patrimonio.
Referencias
Dussel, Enrique (2006). 20 Tesis de Política. México: Siglo XXI Editores.
Instituto Nacional de Cultura (2006). Casos de Gestión Cultural en el Perú. Perú: Biblioteca Nacional. OEI / PAD.
Martínez, Celia (2007). Los nuevos planteamientos de la gestión patrimonial en el ámbito urbano: planes estratégicos y distritos culturales. Revista Semestral e-rph. Universidad de Granada.
Monsalve, Lorena (2011). Gestión del Patrimonio Cultural y Cooperación Internacional. Colombia: Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo.
Vargas-Arenas, Iraida y Mario Sanoja (2008). Historia, Identidad y Poder. Caracas: Editorial Galac.