Fuertes para la guerra, poderosos para la paz
David Paravisini
Ingeniero, constituyente
Profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela

Recientemente consulté a amigos y compatriotas de diferentes sectores que componen nuestra sociedad, casi todos ellas y ellos activistas del proceso revolucionario, acerca de mi juicio sobre algunos análisis de la situación de la guerra con los Estados Unidos (EU) por parte de escribidores del proceso, en los que observé sesgos de pesimismo y de desesperanza. Mis amigos me hicieron conocer de sus discordancias sobre algunos sentimientos que se perciben en ellos. De igual manera, todos coincidieron en la importancia del tratamiento del tema por la sensibilidad en lo político y por la amenaza de la guerra misma y el temor que ella provoca en los seres humanos.

Un aspecto fundamental es no perder espacios en la diatriba entre nosotros mismos. No obstante, si es oportuno dar respuesta a aquellas personas que pretenden atemorizar a la población a partir de información cierta, tanto de la amenaza en la frontera como la de la situación general de la guerra, para generar depresión y desesperanza en el pueblo que hoy necesita más que nunca, certezas y conocimientos concretos acerca del desenvolvimiento de la confrontación. Estas líneas buscan encontrar un punto de reflexión y conocimiento entre los revolucionarios chavistas, víctimas no ya de la propaganda y la guerra psicológica del enemigo, sino de las aves agoreras que, desde nuestras filas, se confunden con los enemigos, con sus profecías del desastre.

Es la confrontación de la versión del invasor avaro y codicioso, cuya plataforma es la mentira, el odio y la guerra, frente a una verdad verdadera, nuestra verdad, de un pensamiento y corazón chavista, de impulsar y desarrollar una revolución bolivariana con logros sociales sin parangón en nuestra historia republicana, con la creación de una estructura de auténtica naturaleza venezolana y bolivariana como la unidad cívico militar. Es el esfuerzo por conocer y comprender la razón de nuestras extraordinarias victorias, nunca antes vistas, en el terreno de la diplomacia, entendida ésta, como la ciencia que estudia las relaciones y los intereses de unas naciones con las otras. Encontrar allí, en el equilibrio, la suficiente fuerza para contener la brutalidad que ha impuesto al mundo un imperio en declinación irremisible, que lo hace sumamente peligroso, que por sus actuaciones torpes y sanguinarias, está condenado a ser derrotado por la falsedad e indignidad de sus propósitos. De esa arrogancia de imperio decadente y condenado emana una diplomacia para la muerte. Para ejercer la diplomacia para la paz hay que demostrar estar preparados para defender la soberanía nacional y de allí la alianza cívico militar, y para defender el derecho fundamental de la autodeterminación como pueblo y la no injerencia en los asuntos internos de nuestro país, la alianza con el concierto de los países del mundo por la comunidad de intereses.

El profesor Julio Escalona, constituyente y con amplia experiencia en la Organización de las Naciones Unidas, en una de nuestras conversaciones decía: “Lo que pasa es que el poder mundial del que forma parte Trump y el equipo de gangsteres que lo acompaña se guía más por ese especie de manual que escribió Alan Dulles allá por lo años 50 y que guió parte de la política de los años 50, 60, 70, 80… Fue aplicada intensamente a la URSS. Estos gangsteres consideran la diplomacia como el arte de la extorsión, del chantaje, del asesinato de familiares, etc. Es otra forma de la diplomacia fundada en los crímenes, reales o fundamentalmente amenazas. Los sionistas (como Netanyahu) apelan constantemente a ella y el grupo de Trump, y él mismo, aplican esa diplomacia.” “En síntesis, es una diplomacia fundada en actos de guerra. En el caso de EEUU a esto se agrega que el complejo militar-financiero-mafias de la droga, es el poder que está detrás de la negociación. En consecuencia, en la balanza está la venta de armas, colocar al FMI en el centro de las negociaciones financieras y a las drogas en el meollo de los mercados y flujos financieros clandestinos, que actúan a través de los paraísos fiscales.”

Son pues, dos las diplomacias. Venezuela con el Presidente Chávez y ahora con el Presidente Nicolás Maduro, han dictado pauta en esta dirección de la diplomacia para la paz y para configurar un sistema mundial más equilibrado. Es por eso, que cuando hablamos de diplomacia para la paz, estamos refiriéndonos a cosas distintas, a la diplomacia de la mentira, del odio y de la guerra. Como ejemplo de la diplomacia para la guerra, tenemos el evento anunciado para el 22 de febrero en Cúcuta con unos artistas que se prestan para la patraña de la ayuda humanitaria versión Elliot Abrams. Ésta es una estratagema tipo caballo de troya, pero develada de antemano y que encierra el peligro de lo malévolo de los proponentes. Es un acto de guerra por lo demás burdo y vaticinamos inútil o más bien ineficaz para lo que fue mal concebido. De hecho, ante el rechazo de la ONU, la Cruz Roja e innumerables declaraciones de reprobación por parte de países del mundo (producto del ejercicio de la diplomacia para la paz), la “ayuda des humanitaria” impulsada por Washington, por no cumplir con los tres principios básicos que le son inherentes como son la imparcialidad, la neutralidad y la no injerencia, fue abortada. Por otra parte, se suma al fracaso de esta propuesta, la resistencia a lo interno de las fuerzas armadas colombianas, a que un ejército imperial se imponga en el suelo Colombiano para agredir a Venezuela violando su constitución (estratagema de guerra de cuarta generación). EU pretendió reducir el ámbito del conflicto a un asunto bilateral (estrategia militar de guerra, declaración de Venezuela como un peligro inusual y extraordinario a los intereses de EU) resultando un fiasco, pues, por habilidad del gobierno venezolano, prácticamente el mundo entero participa activamente en el conflicto (la Diplomacia para la Paz, que defiende la auto determinación y la no injerencia). El planteamiento de Chávez sobre los recursos petroleros venezolanos, redefiniéndolos como parte integral de la seguridad estratégica energéticas del mundo y el impulso a la multipolaridad y de un nuevo régimen de seguridad integral hemisférica (la diplomacia para la paz, para la multipolaridad), confronta a la acción de desconocimiento, por parte del gobierno de EU, de la propiedad de las riquezas naturales por los estados nación y la promulgación de leyes destinadas a la eliminación de las regalías a los gobiernos nacionales (solo posibles con invasiones y ejércitos de ocupación, por actos de guerra, ergo diplomacia para la guerra). Como ejemplo de diplomacia para la paz, Venezuela fomenta la integración latinoamericana y caribeña. Merece mención de honor, la política dirigida a disminuir las asimetrías en el acceso a los recursos energéticos en los países de Latinoamérica y del Caribe: Acuerdo Energético de Caracas y Petrocaribe. En ellos se plantea un esquema de intercambio favorable, equitativo y justo entre los países de la región caribeña y centroamericana.

Al aspecto netamente militar, los infaustos escribidores son diligentes en la búsqueda, en el “corta y pega” de la parafernalia militar de los invasores (de la que normalmente no saben nada), pero además es una presunción fatua pues todo o casi todo se conoce. La diferencia en una guerra la hace la motivación en cada una de las partes para la confrontación bélica: los de aquí nos la jugamos todo como pueblo, como nación, nos va la vida, para los de allá es un negocio que aún está por verse, cómo es que se va a dar y cuánto le toca a los que participan. Es allí que encontramos deplorable la tendencia de las aves agoreras, a exaltar nuestras falencias minimizándonos como actores, al no reconocer nuestras fortalezas en esta confrontación. Es de una profunda injusticia con el pueblo venezolano y con la fuerza armada bolivariana de Venezuela, que han mostrado su compromiso patrio de manera inquebrantable, lo cual es un hecho, ahora sí, un hecho político.

La lectura de los eventos de atropello y de la violación de todas las leyes internacionales por los EU, puede llevarnos a considerar que los hechos están prefijados por las circunstancias y, consecuentemente el resultado está preestablecido. De ahí que no hay otra opción que la acontecida en Afganistán, Libia, Irak, Sudán, etc. Pero observemos con cuidado y veremos que hay en otros países, otro conjunto de circunstancias heterogéneas, económicas, políticas, culturales e históricas, que configuran otro complejo de causas de las que resultan las experiencias en Vietnam, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Siria, Irán y Venezuela. De todas formas, la reducción a un sistema newtoniano cartesiano, aunque resuelve y explica fenómenos históricos a grandes rasgos, no resulta suficiente para dar cuenta de las proezas que realizan los pueblos, cuando se trata de la independencia y la libertad amenazada.

Todos hemos leído los reportes de la cancillería cubana y rusa, además de los materiales de propaganda psicológica y movimientos diplomáticos que hace la Casa Blanca en función de quebrar nuestra resistencia. Es inocultable su determinación en avasallar nuestra soberanía pero ¿cuál es el mensaje que debemos difundir entre nosotros ante tal acaecimiento? ¿A qué sentimiento invocar?

Consultado un dirigente popular del municipio Sucre del estado Miranda, me escribe: “Apreciado amigo y hermano en Chávez, coincido contigo que además de las advertencias, se debe incentivar por todos los medios el sentimiento patriótico del pueblo invencible bolivariano. No se debe escatimar (esfuerzos) en mostrar nuestra capacidad de resistencia y como testimonio de ella, estamos victoriosos luego de 20 años de batalla. No somos el único país en el mundo sometido tan fuertemente a este férreo ataque psicológico, bloqueo económico, robo de patrimonio, etc. Hemos resistido y seguiremos resistiendo, esta guerra de todo tipo podrá durar 100 años y llevamos 20 ganándola. Bravo por el compañero Pedro Carreño mostrando nuestro poderío militar, eso fortalece al nacional y advierte al extranjero que primero perderán dos portaviones y varios navíos antes de que lleguen a una playa venezolana y nuestros misiles fácilmente alcanzan objetivos en Cartagena, Curazao o Bogotá”.

Del presidente Chávez hemos aprendido y lo sabemos mejor que nadie: del carácter global, mundial, de la batalla que está dando el pueblo venezolano, de la batalla por la construcción del Socialismo del Siglo XXI; que el escenario de la confrontación de las diplomacias que se está dando, además de Venezuela, circunscribe países que incluyen más de la mitad de la población mundial que ocupan más de la mitad del territorio global, que esta confrontación tiene un peso decisivo y lo que está en juego es la paz del mundo.

No es una consigna hueca la de que Venezuela no está sola. Los EU ha colocado en el tablero la seguridad mundial y este evento en contra de Venezuela, de operación de saqueo de nuestro patrimonio y riquezas naturales, forma parte del todo, no es un asunto de un grupo de delincuentes de la Casa Blanca y de un senador republicano pervertido. ¿Por qué dejar fuera del análisis el arma más poderosa con la que está jugando nuestro país? ¿Es que acaso está descartada toda posibilidad de éxito de la diplomacia para la paz?

¡Seamos fuertes para la guerra que nos ha planteado el imperialismo y poderosos para la construcción de la paz del mundo!